UNA DISCIPLINA CON OTRO RECONOCIMIENTO
Las malas lenguas cuentan que la mujer de Alfred Nobel le fue infiel con un matemático, y que por esa razón decidió ignorar a esa disciplina en sus famosos premios. Es una razón más que entendible para dejar sin galardón a los cerebritos de las mates, pero nunca se llegó a confirmar.
La clave suele estar en lo más simple, y dejando a un lado temas amorosos, lo más lógico es que a Nobel no le interesaran nada las matemáticas, y esto sí que está comprobado.
Nobel fue ingeniero químico, inventó la dinamita, fabricó armas y también tuvo una faceta de empresario, lo que le llevó a amasar una gran fortuna gracias a sus muchas patentes (registró 350). Los únicos números que le importaron en su vida fueron los del dinero.
Con su inmensa fortuna dejó la orden en su testamento de premiar a las personas que más hubieran contribuido el año anterior a ciertas disciplinas, las más afines a sus intereses, y entre ellos, no se encontraban las matemáticas.
Cada año se otorga este premio para las categorías de física, química, medicina, economía, literatura y paz. A los galardonados los elige un selecto comité formado por personalidades y organizaciones de prestigio, que tras realizar una exclusiva criba entre cientos de candidatos propuestos también por diferentes organizaciones, deciden quienes son los que más han contribuido el año anterior en cada área.
Desde 1901 se llevan otorgando estos galardones, pero los matemáticos no trabajan sin reconocimiento, de eso se encargó John C. Fields. El canadiense puso el dinero para que esta disciplina obtuviera su merecido prestigio. Esta tarea la empezó en 1936 otorgando dos medallas, que posteriormente pasaron a ser cuatro.
Se entregan cada cuatro años de forma que coincidan con los congresos internacionales de matemáticas, dónde se da a conocer el nombre de los afortunados. El único requisito que deben de tener estos genios aspirantes al premio es ser menor de 40 años a día 1 de enero del año del congreso. Quién decide en este caso quienes son los merecedores del premio es la Unión Internacional de Matemáticas.
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